MUJERES DE ARTE Y CIENCIA

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El mes de noviembre comenzó con un homenaje a la pintora mexicana María Izquierdo y continuó dando visibilidad a las mujeres científicas cuyos descubrimientos han sido omitidos del discurso oficial de la ciencia. Arte y ciencia, dos polos de un mismo olvido basado en el no reconocimiento del papel que las mujeres han tenido en la cultura en general. Un ocultamiento que recibe el nombre de criptoginia y que asienta sus bases en el falso mito del androcentrismo en el saber por el que el conocimiento se consideraba un atributo masculino. Es un hecho que las contribuciones valiosas de las mujeres artistas y científicas  no han consideradas en su propia valía dentro de la  historia humanidad. Por eso mismo,  homenajes y reivindicación de sus logros son necesarios. Y en esa tesitura  tuvieron lugar dos actos en  diversas instalaciones universitarias.

En primer lugar, se inició noviembre con el recuerdo a la pintora mexicana María Izquierdo en la Sala Manuela Ballester de la Facultad de Ciencias Sociales de la UV. La iniciativa provino de la asociación Cultura Unidas y de la Asociación México en Valencia. Con ocasión del día de los Difuntos que se celebra con tanta devoción en México, del 28 de octubre al 10 de noviembre, la sala   albergó el montaje de un altar presidido por la imagen de la pintora en el que no faltaron las caléndulas naranjas, los dulces en forma de calavera o esqueletos y  comida, bebida y velas con las que se da la bienvenida a los difuntos. El espacio expositivo reunió también varias reproducciones de la obra de María Izquierdo (1902-19  ), originaria de San Juan de Los Lagos, en el Estado de Jalisco (México) . Una artista cuyo obra contiene  autorretratos, paisajes y naturaleza con toques surrealistas. Su primera exposición individual la realizó en 1929 en la Galería de Arte Moderno del Teatro Nacional  de México que  en la actualidad recibe el nombre de Palacio de Bellas Artes. Y en en 1930, expuso sus óleos en el Art Center de Nueva York. En esa misma ciudad, participó en la exposición Mexican Arts, organizada por la American Museum que incluía obras de Rufino Tamayo y Diego Rivera. Fue profesora de  Artes Plásticas y perteneció a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) dando a conocer folclore, fiestas y tradiciones populares. Su obra se inscribe dentro de una estética feminista de vanguardia reflejando el papel de la mujeres en la sociedad. Al respecto, durante 1935, dirigió la exposición itinerante Carteles Revolucionarios Femeninos, organizada por Bellas Artes y patrocinada por el Partido Nacional Revolucionario. Declaró que las mujeres tenía que transformarse en un factor  participativo en la lucha de clase y .sufrió en su propia vida profesional las inercias sexistas y machistas que imperaban en la época. Es conocida su frase: “Es un delito ser mujer y tener talento”. En su pintura, asocia a la mujer con el silencio, el dolor y la melancolía.  Denunció la hegemonía cultural del momento y mostró otra forma de representar a las mujeres mexicanas. María Izquierdo es una de las grandes pintoras mexicanas y merece ser incluida entre los referentes artísticos de un discurso académico que se ha centrado básicamente en Diego Rivera, Frida KahloRufino Tamayo.

En segundo lugar en la Universidad Popular de Valencia, ubicada en el Palacio de Ayora, se inauguró el pasado 23 de noviembre la exposición Mujeres de Ciencia que la Associació Dones en Acció presenta.  Una iniciativa que se incluye dentro de la semana de lucha contra la violencia de género. Una ocasión bien traída porque la apropiación y el  olvido intencionado de los descubrimientos científicos que han realizado las mujeres, es también violencia contra las mujeres. La muestra que tiene un carácter itinerante reúne un conjunto amplio de reconocidas científicas, fundamentalmente de finales del siglo XVIII y de principios del siglo XX, a través de 93 paneles que explicitan los descubrimientos e inventos que realizaron. La finalidad de la exposición es mostrar que las mujeres han contribuido desde siempre al desarrollo de la ciencia y al impulso de la técnica en sus diversas especialidades. Al respecto hay que saber que la historiadora de la ciencia Margaret W. Rossister fue quien denunció la estructura de poder masculino que predomina en la comunidad científica internacional y acuñó en 1993 lo que se conoce ya como el «efecto Matilda». Un término que remite al texto del Evangelio de Mateo donde aparece la parábola de los talentos en la que se relata que los bienes, materiales e inmateriales, así como el prestigio social, se da antes a quienes ya lo tienen. Algo similar es lo que ocurre con las mujeres científicas, solo que al tratarse de mujeres el efecto Mateo recibe el nombre de efecto Matilda.  Un efecto que sufrieron Lise Meitner o Rosalind Elsie Franklin, pues a pesar de descubrir la primera la fisión nuclear y la segunda la estructura de la doble hélice del ADN, a quienes se les otorgó el Premio Nobel fue a sus colegas varones y no a ellas. Y lo mismo ocurrió con Mileva Maric-Einstein, Williamina Paton Fleming o Marthe Gautier. En suma, reconocer el papel importante de las mujeres científicas es una cuestión de justicia de género que implica un cambio de paradigma para llegar a una visión completa y no sesgada de la historia de la ciencia. La exposición Mujeres de Ciencia es un  buen ejemplo para  darles el reconocimiento que merecen y contribuir a que no se den nunca más las Matildas.

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