CONFERENCIA «La mediación escolar como propedéutica de una educación en valores»

JORNADA «VALORES EN LA EDUCACIÓN» – AULA CAM «La LLotgeta», Valencia 1 de diciembre de 2010

jornada_valores_educacion_CAMMEDIAR – TERCIAR – ESTAR EN MEDIO
Mediación: “Método de resolución de conflictos en el que las dos partes enfrentadas acuden voluntariamente a una tercera persona imparcial, el mediador, para llegar a un acuerdo satisfactorio” J.C. TORREGO

LA MEDIACIÓN NO ES

ARBITRAJE: Proceso que se basa en la voluntad de las partes, para que una persona, independiente e imparcial, nombrada directa o indirectamente por las mismas partes, se pronuncie sobre la solución del problema que les atañe.

BUENISMO PIADOSO que actúa ajeno al Reglamento de centro, al PAT y al Plan de Convivencia Escolar .

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PRESENTACIÓN LIBRO: «MEDIACIÓN EN LA ESCUELA Y EN LA JUSTICIA JUVENIL

Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia 29 de octubre de 2009

invitacion


PRESENTACIÓN

Buenas tardes a todos. Antes que nada quisiera agradecer la presencia al público en general y a quienes con tanta amabilidad me acompañan hoy en la mesa para presentarles mi libro: Mediación en la escuela y en la justicia juvenil.

He escrito este libro porque el sistema educativo tiene hoy una debilidad importante en la gestión de la vida social en las aulas y porque considero que el desarrollo de la convivencia escolar exige una sociabilidad amable, una disciplina de urbanidad y de buenas maneras hacia los demás que se aprende no sólo con conceptos sino desarrollando la autocomprensión de la propia conducta e incorporando el aprendizaje de habilidades sociales y comunicativas, esto es, mediante el aprendizaje de la competencia social y ciudadana. La sociabilidad contiene normas y unas reglas que hay que conocer, trasmitir y aprender. En este sentido la prevención y la mediación escolar son los ejes principales para resolver los conflictos en las aulas y evitar la violencia escolar. El fomento de este tipo de programas entre los jóvenes tiene como objetivo crear un entorno educativo propio y favorable para la convivencia intercultural e intergeneracional. Sin embargo el alumnado que no forma parte del programa de mediación escolar de su centro, no sabe muy bien qué es la mediación o lo sabe de manera imprecisa. Este tipo de vacío didáctico es el que pretende llenar este libro al explicar el modelo práctico en el que se basa la mediación así como sus beneficios no sólo para la mejora de la convivencia en el aula o en el centro educativo, sino también para desarrollar el sentimiento de comunidad y ciudadanía responsable, acorde con una sociedad democrática. Quiero decir que este libro no es un manual para formar mediadores sino una guía para acercar el concepto de mediación en la escuela y en la justicia juvenil al alumnado adolescente, de secundaria y de bachillerato, haciendo hincapié en que saber llegar a acuerdos les ayudará a incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria, evitando en el futuro judicializar sus relaciones ante conductas de escasa o moderada gravedad.

Mi intención ha sido trasmitir que lo importante es crear comunidad y comprender el centro como un todo, donde las partes (alumnado, padres y madres, profesorado y personal no docente) existen en consideración del todo. De ahí la importancia de hacer inteligible la función de la mediación desde la lógica cualitativa de los fines y los propósitos que se persiguen con su implantación. En un centro educativo como en cualquier otra organización humana, las personas necesitan un objetivo, saber hacia dónde se dirigen, qué se pide de ellas y saber si su contribución puede mejorar el clima de convivencia. Esta motivación sólo puede impulsarse si se comparte información y se hace a todos partícipes de una cultura de centro anclada en la mediación. Pero ¿cómo lograrlo? No basta sólo con la acción aislada y esporádica de los mediadores cuando se solicita sus servicios, es preciso también poner la simiente educativa básica para que proliferen las mediaciones informales y espontáneas entre los alumnos y aprendan el diálogo como forma de ejercer la ciudadanía activa.

Si queremos que los programas de mediación escolar se conviertan en algo efectivo, es indispensable hacer pedagogía y saber trasladar a toda la comunidad educativa que la mediación implica una interacción y cooperación crecientes para lograr, como meta común, la transformación pacífica de los conflictos hasta establecer de manera sólida, no decorativa, la posibilidad de un cambio en la cultura de centro que defienda el acto de convivir como un hacerse juntos y no un estar juntos. Por eso dedico este libro a quienes trabajan la mediación en la escuela y en la justicia juvenil, con mi agradecimiento a Marita González Segrelles y Carmina Cañellas Ribes por ser un referente en la implantación del servicio de mediación escolar en los centros de secundaria y a Vicenta Cervelló Donderis y Adoración Egea Téllez por brindarme la oportunidad de conocer la labor educativa de los programas de mediación judicial de menores. A ellas y a quienes saben que restaurar la comunicación es el nudo gordiano de todo conflicto social que hay que aprender a deshacer con la inteligencia y no cortar con la espada porque educar es ante todo humanizar.

SEMINARIO – MESA REDONDA:VIOLENCIA ESCOLAR O BULLYING

Facultad de Dret – Universitat de València 9 de abril de 2008

LA VIOLENCIA Y BULLING DESDE LA MEDIACIÓN ESCOLAR

Contra el bullying como contra cualquier otra forma de violencia escolar, es muy importante la prevención, la información y el diálogo. Pero es obvio que para poder afrontar un problema en sus dimensiones reales, es necesario plantearlo bien y definirlo correctamente, sobre todo cuando existen tantos mitos e ideas erróneas al respecto. Se sabe que la adolescencia es la edad en la que las acciones violentas esporádicas aumentan dado que la sociedad misma tiende a aceptar y disculpar en esta etapa evolutiva ciertas conductas transgresivas, a la vez que el mismo adolescente tiende a desrresponsabilizarse de sus actos. Por otra parte lo habitual en un comportamiento violento es su carácter gratuito, es decir, la ausencia de ataques precedentes que lo justifiquen. Se trata además de una conducta hostil, directa contra las víctimas que están indefensas y son más débiles que sus agresores. Las conductas agresivas entran dentro de la categoría de los comportamientos antisociales , sin embargo mientras que por agresividad se entiende un comportamiento cuya finalidad es hacer daño a una o más personas, por comportamiento antisocial se entiende una conducta que inflige dolor físico o mental, que daña la propiedad de los otros y que puede constituir al menos una infracción legal . La definición de comportamiento antisocial es por tanto mucho más amplia, incluye agresividad pero no queda restringida a ella. Una distinción básica es la referencia en el primer caso a la intencionalidad de la acción, mientras que en la conducta antisocial el énfasis se sitúa en las consecuencias de la acción. Entre los diversos tipos de conductas agresivas y antisociales encontramos comportamientos de oposición y obstrucción, consumo de drogas, robos, vandalismo y también el fenómeno que se conoce como bullying. Así los comportamientos violentos y antisociales se clasifican en tres grandes tipologías: el bullying y las conductas disruptivas, definidas como agresiones de tipo leve ; el ataque físico y la violencia de grupo, definidas como agresiones físicas y finalmente, los ataques personales y de violencia sexual, definidas propiamente como violencia . La mayoría del alumnado de secundaria ha participado de manera esporádica en algún tipo de conducta agresiva y antisocial en sus niveles más leves, de hecho las situaciones más conflictivas que acontecen con mayor frecuencia en un centro escolar son: gritar en los pasillos, pegarse con los compañeros, insultar, falsificar la firma de los padres, dañar los bienes colectivos del centro o tirar cosas. Sin embargo el bullying que se distingue de otras formas de comportamientos disruptivos, porque consiste en hacer daño intenciona y repetidamente , física o verbalmente, pasa desapercibido a pesar de su persistencia y reincidencia, porque se produce en ausencia de un adulto que lo contemple, esto es, en el trayecto de casa al instituto, en los baños, en el patio, en los pasillos e incluso en la clase pero cuando no está presente el profesorado. Para prevenirlo, hay que saber antes que nada detectarlo y luego abordarlo desde un enfoque sistémico con programas de educación socio-afectiva .porque las posibilidades de su erradicación serán mayores si en el centro coexiste un sistema de normas y de correcciones junto a otro que ofrezca el diálogo ( como por ejemplo un servicio de mediación escolar ) para arreglar los conflictos de relación y poder que se produzcan entre el alumnado.

1.- Mediación escolar y cultura de paz.

2.- Clarificar y detectar el bullying: un modelo de intervención tutorial .

3.- Plan de convivencia y clima relacional: alfabetización emocional.

4.- Más allá del conflicto: la mediación escolar.

5.-Conclusiones.

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DIPLOMA DE ESPECIALIZACIÓN PROFESIONAL UNIVERSITARIO EN MEDIACIÓN Y JUSTICIA PENAL
EL MODULO V. MEDIACIÓN EN LA JUSTICIA JUVENIL

1ª Parte
Vicenta Cervelló Donderis.
Profesora Titular de Derecho Penal. Universitat de València.

2ª Parte
Adoración Egea Téllez.
Responsable de mediación del Equipo Técnico del Juzgado de Menores de Valencia

3ª Parte
Amparo Zacarés Pamblanco.
Doctora en Filosofía. Profesora colaboradora del Institut Universitari de Creativitat i Innovacions Educatives. Universitat de València

 Instituto Universitario de Criminología y Ciencias Penales

mediacion_clip_image002LA MEDIACIÓN ESCOLAR EN LA GESTIÓN DE LA CONVIVENCIA DE LOS CENTROS EDUCATIVOS
Amparo Zacarés Pamblanco
Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación – UV

La expresión cultura de mediación escolar y transformación pacífica de los conflictos designa un conjunto de actitudes, valores y normas que definen una manera de pensar, de hacer y de actuar en las relaciones que se establecen en una institución educativa. Entendemos por conflicto toda situación en la que existe divergencia de perspectivas, intereses y opiniones en la relación de una persona con otra persona o con grupo más o menos homogéneo de una institución. La mediación es un método para resolver disputas y conflictos, es un proceso voluntario donde se brinda la oportunidad a dos personas en conflicto a que se reúnan con una tercera persona neutral (mediador) para hablar de su problema e intentar que ellas mismas lleguen a un acuerdo. Es un servicio educativo que ofrece el centro escolar y cómo tal debe ser solicitado voluntariamente por las partes en conflicto. Como es sabido los conflictos constituyen algo natural en todas las organizaciones humanas y son por tanto inherentes a la actuación escolar ya que las obligaciones escolares provocan resistencia en aquellos alumnos con escaso interés académico y con problemas de integración. Pero más que resolver conflictos hay que aprender a manejarlos o gestionarlos. En este sentido no se habla tanto de resolución de conflictos sino de transformación de conflictos  centrándose en la interdependencia entre las personas que viven los conflictos e incidiendo en la capacidad de las mismas para liderar responsablemente su existencia. La diferencia de los centros que actúan siguiendo las pautas de la cultura de mediación se establece en la forma de entender el conflicto y de establecer cambios en la estructura organizativa y en la gestión del centro. Esta acepción positiva del conflicto que lo sitúa como una oportunidad para crecer, aprender y formarse humanamente no hubiera sido posible sin la difusión de la Cultura de Paz en el ámbito educativo. Por tanto conviene hacer, antes que nada, un breve excursus para exponer cómo el término ahimsa de Gandhi , nonviolence , noviolencia o paz positiva llegó a las aulas.

CULTURA DE PAZ Y MEDIACIÓN ESCOLAR

La ONU y la UNESCO declararon el año 2000 como año internacional de la cultura de paz y el decenio que comprende el 2001 hasta el 2010 :“Decenio Internacional de una cultura de paz y no violencia para los niños del mundo”. Los objetivos educativos de este decenio se centran en: rechazar la violencia con la práctica de la no-violencia activa, escuchar para comprendernos ante el hecho social de la multiculturalidad y preservar el planeta con criterios de sostenibilidad y justicia (Manifiesto 2000 de la UNESCO ). Pero la investigación y los estudios para la paz venia gestándose ya desde la segunda mitad del siglo XX. Paradójicamente la investigación sobre la paz estuvo ligada al principio con la investigación sobre la guerra porque el interés inicial de tales estudios trataba más de analizar la causas de las guerras para evitarlas que potenciar la capacidad de los seres humanos para vivir en paz. En realidad, todas las investigaciones hacían suyo el adagio “si vis pacem para bellum ” ( si quieres la paz, prepara la guerra ) subrayando la paz como absentia belli , ignorando que la paz es lo positivo y por el contrario la guerra es no-paz . Era la época del desarme y de la guerra fría. De esta forma el problema radicaba en convertir la paz y no la guerra en objeto de estudio y análisis. Dentro de esa atmósfera de “paz negativa”, es decir, de aprender lo que “no es paz” para aprender lo que es, se sitúa la labor investigadora que se realizó en los años 50. Esa fue la perspectiva científica del Journal of Conflict ( Universidad de Michigan EEUU), donde Kenneth Boulding, Herbet Herman y Annatol Rapoport aplicaron por primera vez la teoría matemática de los juegos en la resolución de conflictos. Y también fue la orientación del Richarson Peace Research Center en Lancaster (Inglaterra) y el Peace Research Intitute en Dundas (Canada). Más tarde la creación del Peace Research Intitute de Oslo (Noruega) PRIO, por Johan Galtung en 1959 y la creación de la Internacional Peace Research Association (IPRA) creada en 1963 supuso un giro de ciento ochenta grados, un cambio de modelo en los estudios sobre la violencia y finalmente la denominación Peace Studies terminó consolidándose en 1973 con la creación de programas con tal nombre en la Universidad de Bradford (Inglaterra). La propuesta de Galtung (Paz por medios pacíficos. Paz y conflicto, desarrollo y civilización)  de distinguir entre la paz negativa como alternativa a la violencia directa y la paz positiva como alternativa a la violencia estructural fue determinante, no vivimos en paz porque no estemos en guerra sino porque existen seres humanos que no pueden satisfacer las necesidades básicas de supervivencia, bienestar, identidad y libertad. La paz positiva trabaja para el desarrollo, la equidad y la justicia. Y en este sentido las ONGD( organizaciones no gubernamentales para el desarrollo) ya no trabajan sólo por afán humanitario, sino por el compromiso de transformación social . En España los libros de John Lederach ( Educar para la paz. Objetivo Escolar)  y Vicenç Fisas ( Introducción al estudio de la paz y de los conflictos ) sirvieron de referencia para difundir la cultura de paz positiva en el medio escolar.

En la actualidad la globalización, el choque de civilizaciones y la situación mundial producida después del 11 de septiembre de 2001, impulsa la Investigación y los Estudios para Paz en el análisis de los conflictos tanto interpersonales como armados. Se enfatiza la acepción positiva del conflicto como inherente a las relaciones humanas. Ya no se trata tanto de “resolver los conflictos” sino de “manejarlos”, de regularlos y transformarlos por medios pacíficos. En España trabajan en esa dirección el Centro de Investigación para la Paz (CIP) de Madrid dirigido ahora por Manuela Mesa , la Universitat Jaume I de Castellón con Vicent Martínez Guzman en la Cátedra UNESCO de Filosofía para la Paz , la Universidad Autónoma de Barcelona con Vicenç Fisas en la Cátedra UNESCO de Paz y Derechos Humanos y en la Escola de Cultura de Pau, con la creación de la primera Diplomatura de Paz de España. También dedican su esfuerzo a la filosofía de la paz y el estudio del conflicto la Universidad de Granada ( Instituto Universitario de Paz y Conflictos , dirigido por Francisco Muñoz), la Universidad de Zaragoza ( Fundación Pignatelli ), Universidad del País Vasco ( Gernika Gogoratuz) y la Universidad Oberta de Catalunya con el Campus for Peace dirigido por Eduard Vinyamata).

La educación para la Paz incluye todos los niveles de interacción humana pero para abordarla en el contexto de aula hay que incidir sobre la enseñanza formal de la paz en un centro educativo. En ese marco de actuación la EpP debe formar parte del proyecto de centro, de las programaciones transversales, de los planes de convivencia y del aprendizaje organizacional para una cultura de mediación escolar. En un centro educativo conflicto y cooperación emergen de forma inherente a la participación escolar y el educador debe fomentar la conciencia de problemas comunes ayudando a comprender al oponente y a saber ponerse en el lugar del otro. Hasta ahora lo que se ha revelado más eficaz para abordar el manejo de los conflictos educativos ha sido dinamizar a la comunidad educativa con un aprendizaje organizacional liderado por los equipos directivos de centro hacia la cultura de la mediación escolar y la transformación pacífica de los conflictos. Lo habitual es que el profesorado preste atención a la cuestión de la disciplina, del orden y de los conflictos con el alumnado, sin atender a los conflictos entre el alumnado. Ahora bien, la violencia que el alumnado proyecta sobre el profesorado suele ser consecuencia de la violencia que viven ellos entre sí, por tanto hay que potenciar que los alumnos se vinculen de forma activa en la mejora de la convivencia de centro. Regular la convivencia a base de reglamentos y normativas legales es una manera de mantener la paz negativa o la ausencia de violencia directa. Por el contrario la paz positiva se construye día a día cada vez que afrontamos un conflicto de forma creativa, dialogando y tomando decisiones contando con el punto de vista de los demás, aceptando la diferencia y trabajando cooperativamente para cultivar las relaciones interpersonales comprometiéndonos con los valores humanos. La mediación escolar diseña el escenario para que la paz se convierta en un quehacer cotidiano. Dado que los conflictos están siempre presentes, la mediación acude al consenso frente al disenso y apela a una transformación pacífica del conflicto que no fracture la convivencia en el centro educativo. Por eso la mediación es considerada una intervención pacífica que compromete a todos los actores sociales en relación con la propia participación directa o indirecta en los conflictos. Como indica Carmen Boqué: “ se trata de sentar los cimientos para que la persona experimente el hecho de vivir de forma pacífica pero crítica (no pasiva), armónica pero disonante ante la injusticia (no conformismo), libre pero comprometida en la defensa de los derechos humanos ( no individualismo), segura pero abierta al cambio (no inmovilismo), sensible pero fuerte ante las circunstancias (no debilidad), sencilla pero profunda (no banalidad) siendo ella misma pero sabiendo escuchar y ponerse en el lugar de la otra persona (no cerrazón),responsable pero alegre (no pesimismo), afectiva pero autónoma (no dependencia), respetuosa pero intransigente delante del ejercicio de cualquier tipo de violencia (no indiferencia)”.

En definitiva se trata de construir poco a poco, a diario, nexos de paz, de trabajar por la defensa activa de los derechos humanos, de fomentar la capacidad crítica, la beligerancia positiva y el coraje. La cultura de la mediación intenta ayudar a los jóvenes a que dialoguen, a que hablen, con la esperanza de que si lo hacen entonces su modo de interactuar se modificará y producirá cambios que les permitirán llegar a acuerdos. Y cuando esto ocurre se está empezando a cambiar un poco el mundo, de hecho los actores de la cultura de paz trabajan con el convencimiento de que los procesos de mediación contribuyen en alguna medida a la paz social. No hay que olvidar que es más fácil cambiar las leyes que las costumbres y que para modificar la conducta social hay que recurrir a la educación porque las auténticas revoluciones sociales son educativas. De hecho la unión entre cultura de mediación y cambio social pasa inevitablemente por depositar nuestra confianza y esperanza en el potencial educativo de la mediación . De este modo el objetivo de la mediación escolar al sustituir la cultura de confrontación por la del consenso contribuye a difundir los ideales de paz positiva y aunque no altere la cultura hegemónica de forma inmediata, sí que proporciona conocimientos que ayudan a mejorar la calidad de las relaciones humanas en una institución educativa.

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