Artículo publicado en el LEVANTE – EMV el 3 de julio de 2025

En 2023 se estrenó el film de Paola Cortellesi inspirado en las historias de las mujeres de su familia, bisabuelas, abuelas y tías. Fue todo un éxito de taquilla que sorprendió a la actriz que debutaba con esta película como directora. La trama refleja el ambiente de la postguerra italiana, en Roma de 1946, poco antes del referéndum institucional que habría de elegir entre monarquía y república y que permitió votar por primera vez a las mujeres en Italia. Con este trasfondo político que solo se descubre al final, se desarrolla la vida cotidiana de Delia, su protagonista, inmersa en una cultura patriarcal que la humilla de manera continua. El título original en italiano “C´è ancora domani” responde a aquel horizonte de esperanza para los derechos de las mujeres cuya conquista tendría que acabar con el abuso y la violencia machista. Con este objetivo las escenas de maltrato físico y psicológico se tratan con una gran sensibilidad y así resaltar el coraje de una mujer, esposa y madre, que no quiere que su hija reproduzca su historia con un marido autoritario que le impida hablar y tener vida propia.
Rodado en blanco y negro, el film remite a un pasado que ha dejado de ser presente, sin embargo, aún persisten inercias sexistas que siguen normalizando la cultura de la violencia incluso en los países en los que la igualdad formal entre mujeres y hombres está reconocida legalmente. Desafortunadamente ese “todavía hoy” es rescatable cuando, en apenas dos días, se supo del asesinato de cinco mujeres y un niño en España. Leí la noticia estando en Verona, en casa de una amiga con quien estuve comentando la ópera prima de Cortelessi y sobre la importancia de saber ver, reconocer y refutar la violencia de género. Me acordé entonces de Carlotta Vagnoli y de su libro “Maledetta sfortuna” donde concluye que la auténtica revolución contra la violencia machista es la cultura. Por eso mismo, además de condenar los asesinatos o alertar que durante las vacaciones es cuando el maltratador suele atentar contra la integridad de la víctima, haría falta que los medios de comunicación enfatizaran la necesidad de crear una cultura no patriarcal del mismo modo que añaden el número de atención a las víctimas.
Cambiar el contexto patriarcal pasa por plantear la historia de la cultura de una nueva manera en el ámbito escolar, desde la más temprana edad y en todos los niveles. Pasa por enseñar a reconocer las situaciones de abuso y detectar los indicadores de maltrato. Pasa por formar al profesorado en un nuevo paradigma epistemológico, histórico y didáctico. Y pasa, sobre todo, por un pacto social unánime contra la violencia de género y con recursos suficientes para todos los colectivos implicados (seguridad, salud, justicia, educación) Hasta ahora la historia ha sido patriarcal, pero ha habido otra historia diferente que no se ha conocido hasta muy recientemente cuando por fin han sido desvelados los logros de las mujeres en las artes, las ciencias y la política. Esa otra cultura que reconoce el trabajo, el talento y el derecho a vivir una vida digna sin violencia machista no es algo que se pueda ignorar hoy. Y todo ello está contenido en este film cuya protagonista puede hablar por primera vez y decir lo que piensa con la tarjeta electoral en mano.