Artículo publicado en el LEVANTE – EMV el 16 de octubre de 2024
Una fecha no se transforma en efeméride de la noche a la mañana. Además, para convertirse en un acontecimiento señalado debe de llenar un vacío que exige reparación, máxime cuando a las escritoras les ha sucedido lo mismo que a las artistas y a las científicas, que durante siglos no han sido conocidas debidamente ni reconocidos sus logros. Por fortuna, hoy existe una mayor voluntad institucional de sacarlas del olvido y de darles el reconocimiento que merecen. En esa línea, el Día de las Escritoras es ya una fecha significativa en el calendario con la que se reivindica a las escritoras hispanohablantes de todos los tiempos y de todas las épocas. Pero, no ocurrió sin más y, hasta llegar a serlo, hubo mucho entusiasmo, convicción y esfuerzo en común. De hecho, esta conmemoración nació del deseo de colaboración entre la Biblioteca Nacional de España (BNE), la Federación de Mujeres directivas y empresarias (FEDEPE) y Clásicas y Modernas, Asociación para la Igualdad de mujeres y hombres en la Cultura (CyM). A partir de aquella primera edición de 2016, cuando Clásicas y Modernas presentó la idea original de esta celebración, hasta la actual novena edición de 2024, ha habido una progresión en su consolidación a nivel nacional e internacional.
El evento coincide con el lunes más próximo a la festividad de Teresa de Jesús, conocida también como Teresa de Cepeda y Ahumada, por ser una de las figuras más sobresalientes de la literatura mística española y un modelo a seguir para las mujeres de la cultura. Lo dejó escrito María de Maeztu en una conferencia pronunciada en 1927. Con una voluntad inflexible y sus dotes para la diplomacia, Teresa de Ávila creó una pequeña comunidad de religiosas con la que fundó conventos por toda Castilla (Medina del Campo, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Palencia, Burgos y Soria). Fue en 1562, cuando fundó el primer convento. Le acompañó entonces María de Ocampo, luego se sumaron otras más. Y, con el tiempo, «ya no era ella quien fundaba, eran los pueblos, los municipios, las congregaciones las que le llamaban para que fundara». Es más, «si hubiera vivido en nuestro mundo, hubiera fundado hospitales, escuelas y universidades». En cualquier caso, afirma María de Maeztu, » sirvió de inspiración a aquellas mujeres y a las que hoy pretenden realizar una labor de cultura moderna, que, de acuerdo con las exigencias del momento, buscan y encuentran en la santa de Ávila, en su vida y en sus libros, poesía y realidad, el numen inspirador de sus tareas».
No por casualidad, se fijó el lunes más cercano al 15 de octubre para conmemorar el Día de las Escritoras. En 1582, en la noche anterior a esa fecha, falleció Teresa de Ávila en Alba de Tormes, en brazos de su discípula Ana de Jesús, al poco de regresar de un infortunado viaje que la agotó y agravó su precaria salud. Desde el siglo XVI, ella misma y aquellas mujeres que, con gran capacidad de resistencia, le acompañaron en su empeño por defender la cultura, son todo un ejemplo a seguir. Por este motivo, Clásicas y Modernas, una de las cinco asociaciones estatales que colabora con el Ministerio de Cultura en el Observatorio de la Igualdad y que participa en proyectos dentro del marco de la Promoción de la lectura y de las letras españolas, ha reivindicado como referente tanto su obra como su figura que suele representarse con pluma en mano y entregada a la escritura.
Por otra parte, vivimos un momento en el que en Europa la atención se centra en los planes de recuperación del territorio rural, la lucha por la despoblación y el desarrollo de la agricultura. Este ha sido el motivo por el que la temática de esta edición gire en torno a la ruralidad en la literatura escrita por mujeres. Entre la idealización de la vida en el campo y la dificultad para encajar costumbres de corte sexista, se leerán textos de María Moliner, María Zambrano, Emilia Pardo Bazán, Margarita Nelken, Rosalía de Castro, Luz Fandiño, Caterina Albert, Juana Inés de la Cruz y otras más, entre las que no podía faltar Teresa de Jesús. De esta última, de su estímulo por pasar a la acción cultural y expandirla por todo el país, toma el modelo el Día de las Escritoras que tiene como punto de partida el acto que se realiza en la sede de la Biblioteca Nacional en Madrid para replicarse en otros espacios como son las bibliotecas municipales, los centros escolares, las universidades y demás instituciones culturales de diversas zonas autonómicas. Un efecto multiplicador que surgió de la cooperación entre la BNE, FEDEPE y CLÁSICAS Y MODERNAS desde su red de Bibliotecas en Igualdad. Con estas expectativas, no cabe duda que el año próximo, cuando se cumpla el número redondo de su primera década, esta celebración que ya traspasa fronteras, merecerá una edición especial para alcanzar cada vez mayor resonancia y afianzar su continuidad reclamando la visibilidad y el lugar destacado que merecen las escritoras en las bibliotecas y en la historia de la literatura y de la cultura.