Almudena Torró

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The Other Art Fair London – Saatchi Gallery

En la línea que ha venido a caracterizar la escultura contemporánea, Almudena Torró añade a su formación teórica una consistente formación técnica. A lo largo de su trayectoria profesional, la artista exhibe una sensibilidad estética no figurativa a medio camino entre la abstracción lírica y la geométrica. Sus creaciones aportan sugestivas formas a la lógica heraclitana del devenir y de la continua transformación que regula la vida. Ese dinamismo progresivo, principio primordial de donde todo viene y a donde todo va, es el que adquieren las formas y los volúmenes de sus esculturas esencialmente abstractas. Es su destreza, al trabajar artísticamente el aluminio y el acero, la que consigue plasmar el estado volátil y cambiante de sus composiciones escultóricas. Por ello, el mundo tridimensional que la artista crea es a la vez sólido y etéreo. Una difícil conjunción con la que logra dar una atmósfera traslúcida a sus obras. Un efecto que consigue al usar la malla metálica para crear las diversas formas con las que configura sus piezas.

La artista, en su afán por representar con recursividad autobiográfica sus recuerdos y vivencias, experimenta de manera reflexiva la expresividad del vacío, de la luz y de las sombras proyectadas en el espacio. En este proceso, la memoria guía tanto su mano como su pensamiento, dando énfasis al momento intelectual previo a la obra realizada. En este sentido, sus exposiciones son una muestra evidente de la constante oscilación que en el arte contemporáneo existe entre la materia y la inmaterialidad, entre la experiencia intelectual y la experiencia artística. No por casualidad, sus series Trails, É-Panta rei y Jumbles muestran un logos poético inmerso en el mismo transcurrir de la vida. Puede decirse que la artista bebe de las fuentes del saber creativo que la filósofa María Zambrano asoció al mismo hecho de sentir día a día el paso irremediable del tiempo. Es ese mismo tejido creativo, el que permea la experiencia vital de la escultora y al que quiere hacer partícipe al público espectador.

En esta tendencia de autorrepliegue intimista y de apertura al exterior, se concentra su mayor reto y su mejor logro artístico. En suma, la artista destaca por emplear un código plástico esquemático, esencial y sencillo, para representar la permanencia de la impermanencia o lo informe de la forma. Y es en este momento cultural, en el que la perplejidad y la fragilidad de la existencia humana ha emergido con fuerza, cuando el registro estilístico de las propuestas escultóricas de Almudena Torró resultan más actuales que nunca y plenas de contemporaneidad.

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