FEMINISMO EN PÍLDORAS EN EL IES SANTA POLA. ACTIVISMO PEDAGÓGICO

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El pasado 4 de abril  tuve la oportunidad de visitar el IES Santa Pola. Me encontré con un instituto que de inmediato  deja patente su compromiso con la igualdad.  Nada más entrar se observa esa seña de identidad vinculada a la coeducación, la cultura de paz y la equidad. El clima de centro respira por sus paredes adornadas con los múltiples proyectos  que realizan,  un dinamismo que se observa entre su profesorado y alumnado.  Mi vinculación con el  equipo docente procede de su participación en el proyecto Coeducacentres al que se sumaron durante los cursos 20-21 y 21-22. Fue una ocasión para saludarnos en persona después de tantas reuniones on line a las que tuvimos que recurrir por la pandemia. Finalmente conocí sus instalaciones y pude encontrarme con un grupo amplio de alumnado de bachillerato y 4º de ESO en la biblioteca durante varias sesiones.

Como el día anterior a este encuentro saltaba la noticia dramática del asesinato de un menor de 11 años en Sueca  a manos de su padre, empecé recordando que  la violencia vicaria es la forma más cruel que adopta la violencia machista que reciben las mujeres . El asesino quiere dejar a la mujer viva pero herida de muerte. El término lo acuñó la psicóloga  forense Sonia Vaccaro.  De hecho, la violencia vicaria, por la que el agresor utiliza a su propia descendencia para hacer daño a la madre o la expareja, es la forma más cruel de ejercer la violencia de género. Se trata de una violencia cuya finalidad es dañar a la mujer, no directamente sino a través de sus hijos que son instrumentalizados a tal fin.

En España, los dos casos de este tipo de violencia que más conmovieron a la opinión pública y mayor repercusión mediática tuvieron en la década pasada, fueron los que cometieron José Bretón en Córdoba en 2013 y Ricardo Carrascosa en Castelló en 2017. Estas tragedias destaparon lo contradictorio que es pensar que un maltratador pueda ser un buen padre. Es más, estos crímenes supusieron un antes y un después en el tratamiento del delito. De hecho, desde 2015 la ley reconoce que los menores que sufren este tipo de violencia vicaria son también víctimas de la violencia machista. Y, desde 2019, el protocolo que se sigue en instancias policiales incluye preguntas a las mujeres sobre si los menores han recibido amenazas del maltratador.  Al respecto, un avance ha sido la reforma del artículo 94 del Código Civil en 2021, en el que se rechaza establecer un régimen de visitas para el progenitor que esté incurso en un proceso penal por violencia de género.

Una vez contextualizado este penoso asunto, recordé la importancia de educar en igualdad para la mejora y el bienestar de la sociedad entera. Llevar el feminismo a las aulas es llevar una cultura de equidad y de paz de género  y contribuir a eliminar la desigualdad estructural y sistémica  que sufren las mujeres milenariamente.  Al finalizar las sesiones, hubo un dato esperanzador. Se quedaron un grupo de jóvenes para proseguir el diálogo. Fueron 7 alumnos y 9 alumnas. Lo habitual es que en esta temática se interesen sobre todo alumnas o  como mucho un alumno pero que la situación casi quedara equilibrada es un ejemplo más de cómo el IES Santa Pola trabaja didácticamente la igualdad y la equidad. Es evidente que es un centro que deja constancia de la implicación del profesorado y  de lo mucho que la comunidad educativa lleva adelantado  en esa dirección aunque todavía quede mucho por hacer. 

Fue para mi una gran satisfacción compartir esa mañana con Isabel, Raquel, Maite, Alba y junto a quienes  conocí ese día. Fue una mañana fría  a nivel climático pero muy  cálida a nivel humano y  en la que comprobé  de  nuevo que los auténticos  cambios sociales pasan necesariamente por la educación.

IES  Santa Pola, 4 de abril de 2022

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