Artículo publicado en el El Periódico de España el 7 de marzo de 2023
Tras el cierre de Arcomadrid 2023 se ha sabido que el Ministerio de Cultura y Deporte ha adquirido obra de 18 artistas para el Museo Reina Sofía. De esa cifra 12 son artistas mujeres, algo que resulta ser una buena nueva no solo por el número de las artistas seleccionadas sino también por la cantidad invertida en la compra de sus obras. Fue una satisfacción conocer esta noticia tras el clima de protesta que la acción artística “NO 7%”, impulsada por MAV (Mujeres en las Artes Visuales), propagó en la inauguración de esta feria internacional de arte. Al respecto, conviene recordar que la performance citada criticaba expresamente la cuantía invertida en la adquisición de obra de mujeres en 2022. En concreto, en ese ejercicio y para la colección del mismo museo, se destinaron 310.000 euros en la compra de obra de autoría femenina frente a los 800.000 euros con los que se adquirió obra de autoría masculina. Por el contrario las compras efectuadas, para este año2023, evidencian un considerable y favorable aumento en la cantidad invertida, destinándose 283.750 euros a la adquisición de obra de artistas mujeres de los 400.000 euros de la partida presupuestada. Estos últimos datos manifiestan una política de igualdad más completa, en tanto que respetan la paridad en el número de artistas y en la inversión dedicada a sus obras.
Una tendencia que, de seguir manteniéndose, permitiría alcanzar con mayor prontitud y de manera efectiva la igualdad de oportunidades en la creación y producción artística. Dicho esto, no está de más comentar que el dinero público utilizado para reforzar las colecciones de los museo revierte en el entramado del mercado del arte formado por galerías, casa de subastas y marchantes. Es en la misma comercialización de las obras, donde se sustenta todo este proceso a fin de lograr que siga en marcha. Es más, el precio que alcanza una obra es determinante y no puede despacharse como si fuera baladí. Hay que darle la importancia que requiere porque su referencialidad económica condicionará el lugar que ocupará en el espacio expositivo del museo y determinará nuestra manera de verla y apreciarla. En consecuencia, aumentar la inversión en la adquisición de obra de mujeres, además de ser una cuestión de justicia, contribuye a que las mismas artistas no interrumpan su producción y puedan subsistir de su trabajo.
De hecho, la mayoría de las veces, la consolidación de una carrera artística tiene su origen en haber expuesto en determinadas galerías que acuden a las ferias de arte. Ya no es posible desentenderse de las condiciones de distribución y exposición de las obras de artistas mujeres, ni de que estén proporcionalmente representadas y merecidamente valoradas. Por ese motivo, es necesaria una política pública de igualdad que respalde las acciones positivas hacia las artistas y que aplique la paridad no solo en el número de mujeres seleccionadas sino también en la inversión destinada a la compra de sus creaciones. Las adquisiciones del Ministerio de Cultura y Deporte para el Museo Reina Sofía de este año comparten, en este caso, ambos criterios. A todas luces es una buena nueva que ojalá se mantenga a fin de cambiar sustancialmente el paradigma de la invisibilidad al que durante siglos las creadoras han sido relegadas.